2011, Dinamarca
Direccion: Terrance Malick
Un libro escrito por un estudioso de la
Universidad de Cambridge sugiere que la falta de empatía es la raíz de toda
crueldad. Las personas no son básicamente malas, sostiene Simon Baron-Cohen,
pero algunos carecen de la capacidad de identificarse con lo que otros están
sintiendo: "Las personas que carecen de empatía ven a los demás como
objetos menores."
Aunque
dudo si Susanne Bier sabía de este libro cuando hizo "En un Mundo
Mejor", ambos juegan una demostración de la misma información. En
historias paralelas ubicadas en Dinamarca y África, se consideran personajes
que actúan con crueldad y aquellos que deliberadamente tratan de actuar con
empatía.
"En un mundo mejor", que ganó el que este año el Premio de la
Academia por mejor película extranjera, se centra en dos niños y sus padres.
Elias (Markus Rygaard) y Christian (William Johnk Nielsen), quienes se reúnen
en la escuela donde uno de ellos acaba de ser transferido. Elias es un chico
retraído, y cuando es fastidiado por el matón de la escuela, Christian lo
defiende de un modo repentino y sangriento. "Nadie va a meterse conmigo
otra vez", explica.
El Padre
Elías, Anton (Mikael Persbrandt), conmuta entre Dinamarca y un país no
identificado de África, donde opera una clínica médica gratuita. A su cuidado
llegan pacientes de todo tipo, incluidas las mujeres salvajemente atacadas por un
poderoso individuo de la localidad, ‘’Hombre Grande’’ (Evans Muthini). El padre
de Christian es Claus (Ulrich Thomsen), cuya esposa murió de cáncer.
Anton
está a menudo en África, y Claus en Londres. Un día, cuando Anton está en casa,
él y Elías, ven a un hombre local llamado Lars (Kim Bodnia) empujando personas
que inocentemente le han ofendió. Anton se le acerca, y Lars le da una
bofetada. Razonando la situación, Anton decide dar el ejemplo a su hijo, y lo
lleva al taller mecánico de Lars para dar lugar a una confrontación sin
violencia. Lars es incapaz de sobrellevar tal evento.
Christian,
a principios defendió a Elias contra el matón en patio de la escuela; ahora
diseña un plan para obtener venganza en contra de Lars. Mientras tanto, en
África, en la clínica de Anton recibe un paciente de emergencia: ‘’Hombre
Grande’’, con una grave herida en la pierna.
No hay
más información sobre la trama. Lo que Susanne Bier hace es cortar ambas
historias para contrastar los tipos de gente que son instintivamente crueles y
los que son indeliberadamente procedentes.
Los resultados de las historias paralelas son impredecibles, aunque
siguen una cierta lógica.
Yo admiraba
trabajos previos de Bier como Things We Lost in the Fire y sus versiones danesa y estadounidense de Brothers,
pero aquí su método es demasiado trivial. Los acontecimientos de África, en
particular, no se ajustan de manera orgánica en el resto de la película, siendo
un cambio artificial. La historia de los niños funciona bien y sus padres están
bien dibujados.
Hay dos
historias fuertes aquí, en África y en Dinamarca. Cualquiera podría haber hecho
una película. Intercaladas en esta forma, se parecen demasiado a un revoltillo.
Sin duda, las nobles intenciones de la película apelaron a los votantes de la
Academia, pero este filme me parece el más débil de los cinco nominados de este
año. ¿Qué significa el título sugiere? ¿Que en un mundo mejor, no habría tanta
crueldad? Es cierto, sin duda.
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