viernes, 25 de noviembre de 2011

Cuesta Caro

El pasado 8 de octubre acudí al teatro ferrocarrilero que se encuentra cerca del metro Tlatelolco para ver la obra: “Cuesta caro”, recuerdo que, aproximadamente un mes antes, el sujeto que acudió a nuestro salón para vender boletos dijo que seía una obra “espectacular y como ninguna obra, abría música y que nos la pasaríamos chido”. Pero como era de esperarse, nos mintió.

La obra en su totalidad es mala, aunque en el boleto diga “idea original: Juan M. Vargas” la obra es una vil imitación de la película Réquiem por un sueño, la película estadounidense publicada en el 2000 y con un contexto entorno a las drogas y las consecuencias por su abuso; cuesta caro es básicamente lo mismo, Hay un grupo de amigos que se inician en el mundo de las drogas, y su adicción crece de modo que harán cualquier cosa para poder obtenerner su tan anhelada sustancia.

El final, al igual que en la película, después del clímax llega un final trágico donde todo se desmorona, un personaje es asesinado, una chica queda en coma, la otra tiene un bebé con malformaciones y el protagonista se deprime, pero llega su madre para rescatarlo. Qué conmovedor.

El problema de la obra, además de su mediocre imitación, son los estereotipos que manejan, dan una falsa imagen sobre nosotros, los jóvenes, sí, hay adolescentes dependientes de las drogas, no lo niego, pero no todos somos de esas forma, y es grave que la obra lo muestre de esa forma, porque en vez de ser una ayuda milagrosa para evitar que entremos al mundo mediocre de las drogas, lo que en realidad provocará es un prejucio en contra de la juventud, lo que provocará una discriminación irracional e injustificada que terminará afectandos.

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